Gertrudis Maldonado y la Tuna Estudiantina de Cayey
Gertrudis Maldonado y la Tuna Estudiantina de Cayey
MIÉRCOLES 23 DE OCTUBRE DE 2019 08:38 AIDA MENDOZA CLICS: 52 SECCIÓN: TEMAS - CULTURACorreo electrónico Imprimir PDF
alt(San Juan, 9:00 a.m.) La Tuna de Cayey está de celebración. Festeja 55 años desde aquel glorioso 15 de octubre de 1964 cuando se instituyó la agrupación musical. La Tuna Estudiantina de Cayey nació en la Escuela Benjamín Harrison bajo la dirección de Juan Ángel Nogueras (Q.E.P.D.), Víctor Vázquez y Manuel Rodríguez. La Tuna se organizó a base de una convocatoria, primero a maestros y luego a estudiantes que hicieron sus tres fundadores. Doris Maldonado, maestra de música de la escuela para ese entonces, seleccionó las voces de los futuros integrantes.
En 1975, el profesor Ismael “Maelo” González descubrió a una jovencita que tenía talento para pertenecer a la Tuna. Esa jovencita hoy lleva cuarenta y cuatro años como integrante de la Tuna de Cayey, nos referimos a Gertrudis Maldonado. La nueva integrante llegó para darle matices armónicos a la agrupación con la mandolina.
Al momento de integrarse a la Tuna, Gertrudis tenía trece años. Al pasar cuarenta y cuatro años, ya la Tuna es parte de su familia extendida. Creció y se formó como profesional entre sus compañeros.
Son muchas las vivencias que atesora Gertrudis, pero la que más guarda en su corazón fue cuando la Tuna de Cayey participó en una graduación junto al genial cuentista don Abelardo Díaz Alfaro. La emoción al recordar ese momento lleno de admiración y respeto hacia la figura icónica del venerable escritor se siente en el ambiente, más aún cuando viene de una integrante de una grandiosa institución cultural como lo es la Tuna.
altLa Tuna de Cayey es diferente a otras agrupaciones similares. Como bien explicó Beatriz González en su tesis de maestría en el Centro de Estudios Avanzados la agrupación cayeyana es una “tuna criollizada” La matizan los colores del campo y las montañas de Cayey, la alegría de los jíbaros que entonan sus aguinaldos en la Navidad. Precisamente ese es el lema de la agrupación,” Alegrar almas cantando “dicho lema fue redactado por Juan Ángel Nogueras y el sacerdote Martín Garamendi”, nos explica Gertrudis.
Los colores del uniforme de los tunos son oro y negro. El oro representa al coquí dorado que pulula las noches cayeyanas con su canto y hace honor a uno de los cognomentos de la ciudad, Ciudad del Coquí Dorado. La indumentaria del tuno está compuesta de capa o manteo, jubón, camisa, calzas, abullonadas o cervantinas sobre éstas, zapatos o botas y finalmente la beca que es lo que identifica a cada tuna y varía su color de acuerdo a la facultad a la que pertenezca según la tradición española: rojo para Derecho, azul turquí para Ciencias, amarillo para Medicina, azul celeste para Filosofía y Letras, morado para Farmacia, verde para Empresariales, naranja para Economía, etc. En Cayey no es por el color de la Facultad es el color de un símbolo del pueblo. “La tuna es del pueblo y para el pueblo y hasta los confines en donde los inviten”, indica Gertrudis.
La tuna realiza audiciones para sustituir a los integrantes que se retiran. “Lo primordial es que el o la candidato sea responsable, talentoso, comprometido y que tenga una actitud positiva”, indica la decana integrante.
La espontaneidad es un elemento que ha alumbrado a la Tuna de Cayey. Una de las canciones más conocida de la agrupación, El sopón, lo compuso Juan Ángel Nogueras porque requerían de una nueva pieza para un Show del Mediodía. Fue una inspiración instantánea que caló profundo y por generaciones todos repetimos el coro: “A las dos de la mañana nos comimos un sopón y se nos pegó un dolor allá por la madrugada “.
Entre los elementos que ayudan a la Tuna de Cayey a ser diferente a otros grupos es que son un grupo donde lo grosero no es permitido.
La Tuna de Cayey ha ayudado a forjar grandes músicos. Entre ellos podemos señalar a Herminio de Jesús, quien estuvo con el grupo por poco tiempo porque la Tuna en sus inicios tenía una regla que limitaba la participación de los integrantes hasta completar el cuarto año de secundaria. Posteriormente quitaron esa regla y por eso que en la actualidad hay miembros como Gertrudis que lleva cuarenta y cuatro años y Carmen Martell que cumplió treinta y nueve.
La Tuna de Cayey está integrada actualmente por personas de diversas edades. Existe una fusión de varias generaciones lo que les permite llevar alegría al pueblo por doquiera los caminos de la música los lleven. El director de la Tuna es Luis Rafael Ortiz Torres, un joven que con su alegría contagia a todos en el grupo.
El municipio de Cayey auspicia de múltiples maneras a la Tuna de Cayey e incluso otros municipios también ayuda el grupo. Gertrudis establece que ella ve que la Tuna de Cayey funciona tipo cooperativa. El comercio de Cayey también los auspicia, especialmente los negocios: Frigorífico Pérez Hermanos, Las Cooperativas, Gomera Edwin.
Gertrudis recuerda especialmente la generosidad del fallecido alcalde de Caguas, William Marín.
“Fuimos con una carta para solicitarle un auspicio para una actividad que tenía la Tuna y él, sin pensarlo, sacó la ayuda de su propio dinero”.
La Tuna de Cayey es símbolo de su pueblo y baluarte de la tradición puertorriqueña. No hay Navidad sin las notas musicales de la Tuna de Cayey.
La Casa de la Música y la Historia Cayeyana exhibe en sus salones las carátulas de los discos grados por la Tuna, su uniforme y algunos de sus premios.
En una nota educativa e informativa debemos señalar que el vocablo “tuna” no tiene un origen claro. Para algunos procede de Thunes, albergue para mendigos muy extendido por el sur de Francia durante la época medieval. De ese modo, serían tunos los que vivían a expensas de las Thunes. Para otros, deriva del español atún, dada la similitud con el carácter migratorio de estos peces —tunos eran los trabajadores que se desplazaban hacia el sur en busca del trabajo que les proporcionaba la temporada del atún en el Mediterráneo—. Hay quien opina que el origen está en el latín tonare, siendo tonante o tunante aquel que tona (toca o interpreta) música, aunque los cambios fonéticos no se ajustan a la regla.
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