Playmaster en Cayey

Playmaster Una de las fábricas que llegó a Cayey en 1950 fue la Playmaster . La misma estaba localizada en la comunidad de Buena Vista. El gerente de dicha industria fue Gonzalo Rodríguez. Laboraron unas 125 personas casi todos los trabajores fueron mujeres. La pelota de béisbol promedio es usada sólo durante unos pocos lanzamientos en las Grandes Ligas del béisbol estadounidense, pero para las cayeyanas que las realizaban, cada una eran el resultado de horas de cuidadosa costura. Durante 6 horas diarias, los trabajadores de la única fábrica de bolas en Puerto Rico que suministra pelotas a la Grandes Ligas, se sentaban en mesas donde hacen las 108 puntadas de cada pelota con grueso hilo rojo. Los dedos de las costureras se maltrataban cada vez que cometían algún error con la aguja. En un juego profesional, las pelotas pronto se dañan y se ensucian demasiado para seguir en uso, o se pierden cuando unos jonrones las mandan a las gradas. Para cubrir la demanda, la fábrica produce hasta 16 docenas de pelotas a la semana, todas cosidas a mano. La pelota de béisbol, se fabrica empezando con un centro de hule alrededor del cual, se enreda hilo de lana o sintético de diferente grosor, empezando con el más grueso, y siguiéndole hilos más delgados para redondear perfectamente la pelota y emparejar su superficie; después se enredan varias capas de hilo de algodón delgado, con el propósito de hacer lo más tersa posible, la superficie. El proceso de elaboración de las pelotas es laborioso, difícil y extenuante. La futura bola de béisbol es una esfera de corcho y hule con un peso y volumen dado en un tanque de goma “resistol”, que se envuelven en un cuero, son dos piezas de cuero las que forran la pelota de béisbol previo los procesos de troquelado, humedecimiento y cosido; este último proceso es el que más trabajo lleva. Los trabajores de dicha industria fueron felices hasta que llego el mes de septiembre de 1973 en donde les llego una carta anunciándoles una el cierre del lugar que les daba el pan diario para sus hogares. Les explicaron a los trabajadores que en Puerto Rico los gastos de producción eran sumamente alto para ellos. Por el otro lado les estaban solicitando que arreglaran el edificio lo cual le traería más gastos. La industria la mudaron para Haití donde los gastos de producción eran mucho más económicos. Por otro lado, al cerrar la industria el gobierno municipal interviene adquiere el terreno y lo transforma de un lugar de trabajo a un parque comunitario. “No solo de pan vive el hombre”, reza el famoso refrán. Satisfacer nuestras necesidades materiales es primordial, pero igual de importante es tener un espacio natural, tranquilo, donde podamos conversar, jugar, compartir nuestro cariño con nuestra familia y nuestros amigos. Nuestra vida moderna es sumamente competitiva, materialista y nos ha fragmentado como comunidad. Retejer ese tejido social es imprescindible para enfrentar juntos tantos problemas que nos agobian. En un momento realizaron bolas de béisbol y en otro empezaron a jugar béisbol. Cayey mostro una visión de avanzada en otros municipios al cerrararse una fábrica los edificios se convertían en centros para la delincuencia, en monstruos blancos que afean las comunidades. El parque se gestionó ya que al lado de la fábrica ubicaba una escuela , Felix Lucas Benet hoy cerrada . La misma no contaba facilidades para que los estudiantes practicaran deportes . Por tal motivo la idea fue proveerle a los niños de la escuela y a los de la comunidad un lugar donde practicar deportes. Esto muestra como los pueblos se mueven según las necesidades de su gente .

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